BUSCANDO :¿Dónde está mi Dios?

La hermana Violeta nos comparte como el contacto con la gente sencilla con la que vive la misión, le ayuda a descubrir la Sabiduría de Dios, que no siempre es igual que la nuestra….

Muchas personas hoy en día dicen o piensan que Dios no está muy (o nada) presente en nuestra vida… Ciertamente a veces no es fácil darse cuenta de esta presencia. ¿Dónde encontrarla?, ¿dónde se puede escuchar su voz?

Para responder a estas preguntas, me ayuda darles la vuelta y preguntarme: ¿Qué rostro me habla de Dios? El querer responder a esto, me ha llevado a ir en busca del eternamente presente en lo cotidiano, en lo sencillo de la vida. Y fui descubriendo, que a Dios solo se le puede encontrar cuando se tiene un corazón disponible a acoger su Sabiduría, que no es como la mía, como la tuya.
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En este buscar, hay que dejarse sorprender, despojar, conducir, acoger lo inesperado, lo diferente y lo sabio según Dios, convenciéndose cada vez de que los caminos de Dios son siempre nuevos, y, se revela no como uno quisiera sino, a veces de manera muy sorprendente…

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Y, en todo esto Dios nos maneja como títeres, como le da la gana, nada de eso, sino porque su Amor por cada uno de nosotros no tiene límites y respeta nuestra libertad…va caminando con paciencia, con cada uno/a, en nuestra humilde y sencilla manera de ver, de pensar, de obrar, y ahí se va manifestando.

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Estoy convencida: Dios está presente en la historia de su pueblo. Un pueblo al que va enseñando a alimentar la fe  en el compartir de la Palabra, como luz que ilumina la búsqueda, en la solidaridad, en la fraternidad... Y el deseo que pone en cada uno de nosotros de ir a su encuentro es ya un signo de su presencia cercana.

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Hoy sigo admirada delante de este Dios Sabiduría que se hace presente en los pequeños… Si no, ¿cómo explicar que niños y niñas acompañados por sus padres, caminen dos horas de camino, saliendo muy temprano porque la catequesis inicia a las ocho de la mañana, para ir al encuentro de la Palabra? Cada uno lleva una pequeña “tonga” para el camino, y para compartir... Todo esto lo hacen con la alegría y la sonrisa sabiendo que hoy alguien le hablará de Dios, alguien le dirá que Dios le ama y que le ama tal como es. Contemplar a estos niños cuestiona mi comodidad, mi dificultad para arriesgarme confiando que en el camino Dios me está esperando para ser el amigo que me acompaña.

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Si no es porque Dios está presente en ellos, ¿cómo entender que hombres y mujeres, con más de sus ochenta años siguen contagiando, la fe y la confianza en Aquél que un día cambio sus corazones y les dio sentido a sus vidas?

Me gusta agradecer también a Dios por el hombre y la mujer que han descubierto la sabiduría escondida en lo misterioso de la naturaleza, tanta sabiduría, que les brinda socorro en los momentos de enfermedad...

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Personas que al contemplar la majestuosidad y la fortaleza de las montañas imponentes que les rodean, sacan fuerzas y  deseos  de su corazón para mantenerse firmes y enfrentar todo contratiempo: lluvia, calor, frío, distancia, decaimiento, inconstancia... 

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Personas que en la obra magnífica de la Creación saben encontrar  a Dios presente..confiar que lo bueno perdura y que lo más difícil pasará y verán la luz, confiando en la Palabra que les da la seguridad de que Dios se ha quedado con ellos.

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Creo que solo se puede entender cada una de estas vivencias, cuando se esta convencido, convencida; que en cada acto, por muy pequeño que sea, esta el deseo de manifestar el amor a Aquél que nos amo primero.

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Esta realidad, esta vivencia es la que les invitamos a vivir a los jóvenes, quienes al mirar la vida desde otro ángulo, tiempo, espacio pueden decir, juntos con estos hombres y mujeres. 

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Joven ¡ensancha el espacio de tu tienda para dejarte sorprender, para acoger lo diferente, para que, con asombro, descubras que Dios está presente en tu vida y en la vida de los otros!

¿Quieres escuchar la música de Dios? ¡afina tus oídos!

¿Quieres encontrar a Dios? ¡abre tus ojos!

...y veras que Dios se deja escuchar! Y contemplar y que en lo profundo de ti hay una capacidad de amar y de servir.